Para quienes conocen a La Renga saben que el Banquete comienza cuando se anuncia la fecha, o quizás un poco antes, en el rumor. El anuncio de Comodoro Rivadavia cayó desde el cielo para quienes nos es costoso salir de nuestras provincias, teniendo en cuenta las políticas implementadas por el ejecutivo nacional sumado a las millas de distancia. Pero a quien escribe la Patagonia le sienta bien, no solo por este último ítem sino también por la amistad que surgió desde los caminos transitados por la Ruta 73.
Comodoro, allí el reencuentro con el mismo sabor a casa, con el mismo sabor a barrio. Intentar explicar este fenómeno que da La Renga, es sencillo y a la vez complejo. En pocas palabras: junto con mi amiga Flor fuimos a Salta en el 2021 allí conocimos a los pibes de Chubut. Ushuaia 2023, nos volvió a encontrar y septiembre 2024, otra vez. Suena sencillo, pero ¿cómo puede ser, que quienes se vieron 3 veces, comparten tanto como una amistad?, diría un audio viral.
¡Que comience el banquete!
La previa comenzó en el bar “El Trahuil” donde se presentó “¿Q Acelga?” la banda formada por Silvina Cendón, Valentina Concetti y Rocío Alvarado. Allí estuvo presente “Tete” Iglesias compartiendo con su gente, ¿cómo puede ser que un artista que forma parte de la banda más convocante del país esté junto a ellos?, diría un audio viral. Sencillo, La Renga en Comodoro.
La fecha del jueves 19 de septiembre en el Complejo Ferial quedó plasmada por lo íntimo. Un lugar acogedor, vacante para 7 mil personas, es decir, que podías caminar por aquí y por allá. Más aún con lo imprevisible del clima patagónico qué ofreció una lluvia de espera y abrigo por doquier. Un desencuentro en la entrada produjo que no pueda dejar unos buzos demás que tenía encima, y morir de calor, pero eso es otro cuento.
Metidos en el show, la lista comenzó con “Buena Ruta”, uno de los singles que componen “Totalmente Poseídos”, la gira que comenzó post “Alejado de la Red”, canción con un auténtico sello rengo, de esos que pegan en las fibras. Me tocó ir a ver a La Renga en diferentes modos: auto, dedo, bondi pero esta vez fuí volando vía LADE, linda experiencia para un “Corazón Fugitivo”, cabina chica, inmenso espectáculo de vista.
Cuando las distancias son largas respecto de Buenos Aires, el público disminuye pero aumenta en fidelidad. No es nada nuevo decir que los banquetes son para la familia, pero cabe decir, que al ser más pequeño el recinto dio espacio a un pogo donde podías cruzarte con infancias. Hablo de quizás 14/16 años, pequeños saltando y buscando aire entre Los Mismos de Siempre, repletos de alegrías, de asombro. También de pasión y locura, un sentimiento que se comparte de responsabilidad en responsabilidad.
La banda de Mataderos dio que hablar más allá del escenario con su clásico costado humano. Marcela Alejandra Galleguillo es madre de Cristian, un fanático rengo que sufrió leucemia y a causa de la enfermedad falleció en 2022. Fueron las canciones de “Chizzo” que lo acercaron a una guitarra, a tocar los primeros acordes, a hacer ruido en casa de Marcela. Ella pudo juntarse con la banda tras un video viral donde contó que le gustaría firmar una remera para acercarla al nicho de Cristian. La firma estuvo pero valieron los abrazos, reflotar la historia en el escenario y acordarse de aquellos que también forman a la banda. Sin la gente no habría tanta humildad. Suena sencillo, pero poder cerrar un sueño de quien ya no está es cuestión de humanos.
Para la actuación del sábado 21 de septiembre también ocurrió un hecho que emociona. Lihuen es un pequeño que está venciendo al cáncer, pero para eso necesita de una mano de todos para costear el tratamiento. Atentos a la causa desde La Renga decidieron poner en streaming la segunda fecha en Comodoro y así sumar a la difusión por Lihuel. Dicho vídeo ya cuenta con más de 180K reproducciones. Hoy, el pequeño se encuentra en Barcelona realizando su tratamiento.
En resumen, parece que la sencillez hoy no está de moda, pero los gestos, tantos, que desembarcan de la Nave llamada Renga parece hacer que nos asombren, gestos tan pequeños como una gota de rocío, tan grandes como el cielo y las montañas.